CRÓNICA:

Publicado por Mauro



Hace pocos días me enteré por medio de un programa de televisión que en la red hay páginas en pro de la anorexia (Ana) y de la bulimia (Mia). En las que se pueden conseguir tips para perder peso, también el top ten para que tus padres no se enteren que dejas de comer, y dan a conocer los nombres de los laxantes más efectivos del mercado.
Obviamente dicho programa no mencionó los sitios, para evitar que las personas los visiten.
Quise investigar un poco sobre esta situación, y aunque no fue fácil encontrar las páginas, puedo decir que sólo tienes que copiar en el buscador la combinación perfecta de palabras para conseguir las webs. Además, al igual que el programa de televisión no quiero ser un medio de divulgación de éstas.
"CON EL COLOR ROJO PARA LA ANOREXIA Y EL MORADO PARA LA BULIMIA ESTE MOVIMIENTO SE ABANDERA Y EL 16 DE ENERO MILES DE PERSONAS CELEBRAN EL CUMPLEAÑOS DE LAS DOS ENFERMEDADES"

Habían muchas páginas sobre el tema. En ellas, hombres y mujeres de edades que van desde los 13 hasta los 45 años exponen su grado de anorexia o bulimia. Suplican por consejos, escriben canciones, credos y oraciones dirigidas a Ana y Mia.

El 16 de enero este grupo de personas alrededor del mundo celebran el cumpleaños de la Anorexia y la Bulimia.

Con el color rojo para Ana y el Morado para Mia este enorme movimiento se abandera y cada día tiene mayor aceptación entre los jóvenes.
Los foros son la manera más fácil con la que estas personas se comunican. En éstos aparecen comentarios como;
“Chicas unámonos para darnos consejos, es la única forma de bajar de peso”

“La anorexia no es una enfermedad, es una filosofía de vida, juzgarnos sería como hacer el símil de que el que empieza con un cigarro termina de yanqui”.

Uno de los comentarios más impactantes era el de una chica de 20 años que proponía hacer una maratón de la persona que durara más horas sin probar bocado.

Escribió orgullosamente que había logrado dejar de comer por 3 días.

Después me enteré, que por lo general las personas con anorexia crónica dejan de comer de forma inconsciente. Las personas que apenas se están iniciando en la enfermedad acostumbran al cuerpo hasta que éste llega al punto de la inconsciencia.

¿Será posible que un ser humano pueda privarse voluntariamente de los alimentos? ¿Cómo es la rutina de una persona que deja de comer todo un día?, Cómo se siente, qué piensa, qué lo motiva a seguir?

Bueno, pretendía ir por la calle, encontrarme con alguien súper flaco y abordarlo con la siguiente pregunta... Hey, ¿tienes anorexia? ¿Puedo decirle al mundo que pasas hambre porque quieres?

No es fácil que una persona con esta enfermedad ceda y deje que te metas en su vida.
Por eso quise intentar pasar un día sin comer, para tocar un poco esta realidad desde el punto de vista de una persona que por algún motivo está obligándose a no comer.

Por momentos pensé que sería fácil, que de paso aprovecharía para bajar unos kilitos de más.

Pero… y si me vuelvo anoréxico? Y si me quedaban gustando los resultados de tan cruel pelea con los sagrados alimentos? ¿Qué tan común es que un hombre sea anoréxico?
La revista electrónica GuiaW.com afirma que el 10% de los anoréxicos son hombres. Y que éstos sufren los mismos síntomas que las mujeres.
Son las 5:33 am, abro y cierro los ojos, intento despertarme. Me estiro un poco, y recuerdo el reto del día; no probar bocado alguno.

Me levanté un poco más tarde porque no tengo que prepararme el desayuno. También me quedó algo de tiempo para darme un baño más largo.
La noche anterior, exactamente a las 9:00 pm, había cenado, comí más de lo normal, mi cuerpo se preparaba para el día de anorexia.
El conteo empezó desde el último bocado de la cena.
Salgo de mi casa con algo de hambre, pero nada que no pudiera controlar. Me subo a la buseta y comienzo a sentir los estragos de no haber desayunado. Al parecer el sentido del olfato se me agudizó.

El olor a gasolina que expedía la buseta, junto a los perfumes de las personas, se mezclaban y me producían grandes ganas de vomitar. ¿Pero qué voy a vomitar, si no tengo nada en el estómago?

Me recosté en el espaldar de la silla y entrecerré los ojos. Fueron los 40 minutos más largos de mi vida. Si eso era sólo el inicio de la mañana no me quería imaginar el resto del día. Voy camino a la U, trato de caminar lo más rápido posible para no sucumbir frente a alguna mesa de fritanga cartagenera o caer ante los panes que se orean en los estantes. A mitad de camino decido respirar por la boca para que los olores no me provocaran ganas de comer, ni de vomitar.

Por fin llego a la U, me ubico en la silla más lejana del atril del profesor para poder apoyar mi cabeza en el brazo de la silla y encontrar en mis ojos cerrados el alivio que sentí en la buseta. La verdad no soy tan debilucho, lo que pasa es que el hombre es un ser de costumbres, y yo estoy acostumbrado a desayunar.

Por fin el profesor, que cada vez hablaba más lento, se quedó callado y nos dejó ir. Mis compañeros de clase más cercanos me preguntaban qué tenía, por qué toda la clase la pase cabeza abajo. Les sonreí y me despedí de ellos. Sólo quería llegar a mi casa para seguir pasando hambre en paz.

El trayecto es el mismo, inhalo profundamente y comienzo a respirar por la boca. Por ser las doce en punto, los restaurantes, las mesas de fritos, las panaderías, el mandarinazo y los vendedores de frutas, atendían a la gran cantidad de personas que buscaban saciar su hambre.

Me subo a la buseta y los síntomas de la mañana no son nada frente a lo que siento. El vacío que siento en todo el esófago me desespera. El sudor que corre por mis piernas es cada vez más abundante. Trato de hacer memoria de alguno de los tips para soportar el hambre, pero me mantengo firme y trato de no caer tan bajo. Saco mi mano por la ventana para pedirle a un vendedor de agua que me pase una bolsa bien fría.

Pensé que el agua calmaría mi hambre por algunos minutos, pero sólo pasa por mi estómago barriendo con los pocos residuos de comida que quedaban de la cena de la noche anterior. Al bajarme de la buseta camino por pura inercia.
Llego a casa y saludo a mi papá, que como todos los días me espera con el almuerzo listo.

Lo primero que hago al entrar a mi cuarto es ponerme cómodo para acostarme y soportar por un par de horas más el hambre.
Mi papá abre la puerta del cuarto y me pregunta si voy a almorzar. Con todo el dolor del mundo fruncí el ceño y me puse boca abajo para concentrarme en dormir.

Logré conciliar el sueño, me desperté hora y media después, obviamente con mucha más hambre. Decido aplicar uno de los consejos para aguantar un poco más, busco en las páginas que tengo guardadas en mi PC y encuentro que masticar hielo ayuda. Voy a la cocina, saco algunos cubitos, los mastico frente al computador mientras busco otro tip que me satisfaga más. Al rato encontré algo de “apoyo” en comentarios como:

“Disfruta la sensación de hambre. Eso significa que estás adelgazando!!”, “Dale, tú puedes, no comas.”, “Cuenta una y otra vez hasta mil, el tiempo se irá volando”, “Deja todo tu dinero en casa, sin dinero, no hay para comprar veneno”.

Después de leerlos, no quedé tan animado, sabía que esto me estaba afectando, no física, sino mentalmente. Decidí volver a acostarme, toda la información que había recibido ya estaba inmersa en mí. Dormí otro rato, de paso conté tres veces hasta mil.

Son las 7:00 pm, mi hermano gemelo, que era el único que sabía del experimento se puso a comer frente a mí un enorme plato de fríjoles, carne molida y arroz. Creí que me mortificaría, pero lo primero que hice al ver la comida fue pensar en la cantidad de calorías que ésta podía tener. Después de volver en sí, me dieron unas enormes ganas de arrebatarle el plato, pero me contuve.

Eran las 8:45 de la noche, me faltaban quince minutos para cumplir las 24 horas sin comer. Empecé a buscar en la nevera algo, cualquier cosa que no fuera pesada. Un mango estaría bien. Me tomé el trabajo de pelarlo y picarlo en tiras para quemar algo de tiempo mientras llegaban las 9 en punto. A las 9:02 lo probé. El trozo de la fruta cayó en mi estómago como una piedra en un estanque. Sentía cómo mi estómago se empezaba a llenar poco a poco.

El placer corría por mis venas. Esa noche la pasé en vela por todo lo que había dormido durante el día. Traté de borrar de mi mente todos los datos que en algún momento de depresión pudieran servirme para pasar más de 24 horas con anorexia.

This entry was posted on lunes, agosto 18, 2008 . You can leave a response and follow any responses to this entry through the Suscribirse a: Enviar comentarios (Atom) .

4 comentarios

Anónimo  

la anorexia es un problema q va mucho mas alla de dejar de comer, nunca vas a ntender lo que siente una perosna enferma de estae mal, y mucho menos dejando de comer un solo dia. Las personas con anorexia quieren desaparecer, no solo bajar unos kilitos. Me parece interesante tu reporteje pero lo q no me gusto es uque buscaras los tips de las paginas pro ana y mia para evitar tu ambre, porque ademas de dañinos esos tips no funcionan. No se que tan positivo podrria eser esto para una persoana q desee enfermarse... le estas dando una especie de ejemplo

Todo el que decide ser anoréxico y bulímico es porque no se quiere y tiene muy baja autoestima.
Esta bien que se quieran tener un buen cuerpo, pero por Dios no es para tanto.

Pienso que las personas que son anoréxicas, simplemente tienen un problema de autoestima y complejo muy serio tanto que los obliga a verse feos y gordos, me parece un buen trabajo pocos trabajan en estos temas... Felicitaciones

está super chevere tu artículo.. sin duda alguna ANA Y MIA son enemigas de las adolescentes, asi que mucho cuidado con las ANA"s Y las MIA"s porque cuando entran a la mente de las jovencitas, no quieren salir...